El estrés no es una enfermedad, es una condición. En este sentido es un signo general de angustia en el organismo.
Estrés significa la presión que la vida ejerce sobre nosotros y la manera en que esa presión nos hace sentir y actuar. Demasiado estrés sin procesar hace que perdamos nuestro sentido del “Ser”.
Experimentamos estrés cuando nuestros recursos internos son insuficientes o están inhibidos y no podemos responder a los desafíos efectivamente.
Si no controlamos o dirigimos nuestra respuesta interna, sufrimos y creamos nuestros propios problemas.
Todo individuo tiene una personalidad estresada que se hace más fuerte a medida que aumenta el estrés, es una combinación de nuestros patrones instintivos de supervivencia interactuando con las actitudes aprendidas de nuestro ego. Cuando nuestra personalidad estresada domina nuestra comunicación y nuestras acciones, menos confianza generamos y más nos exponemos a los desastres que nosotros mismos podemos crear.
El estrés sin tratar y la vitalidad no expresada nos convierte en nuestro peor enemigo. Cuando podemos reconocer los orígenes internos y externos del estrés y superar o adaptarnos con gracia, inteligencia y gratitud, nos volvemos más relajados. En esa relajación profunda, podemos aceptar nuestro ser y sintonizarnos con nuestra vitalidad.
No siempre el estrés es negativo. Pequeñas cantidades de estrés pueden ser beneficiosas. Nuestra adrenalina aumenta y nos volvemos alertas. Actuamos más rápido, pensamos más rápido y nos movemos sin dudarlo. Por eso, no te estreses por el estrés, solamente ten la suficiente vitalidad para poder dominar tu propio estrés.
SAT NAM
Vivimos en una sociedad que nos impulsa constantemente a rodearnos de estrés. Ya no sabemos lo que es vivir el aquí y el ahora y disfrutar de cada momento.
Siempre estamos dándole poder a nuestra mente, intentando anticiparnos a todo, controlar la vida y estar en un permanente estado de preocupación y angustia.
Los tiempos están cambiando y nuestras necesidades más internas también con ellos. Disponemos de herramientas maravillosas tales como el Reiki, las Flores de Bach, la Técnica Metamórfica o Kundalini Yoga que nos ayudan a conectar con nuestro potencial interno, gestionando el estrés y la preocupación de tal manera, para que podamos liberar todo nuestro sufrimiento, angustia o dolor, viviendo y disfrutando plenamente de lo que es la gran experiencia de vivir la vida.
“No hay muchos caminos. Hay muchos nombres para el mismo camino, y este es conciencia”. (Osho)