La Concepción: una cita para tres

No recordamos nuestra vida fetal ni nuestro nacimiento, es como si no hubiesen existido. Pero no es así, allí estuvimos.

Todo lo que hemos vivido en ese período se hará presente más adelante, convirtiéndose en actitudes, pensamientos y emociones negativas. La vida fetal es sólo una etapa en nuestro camino como almas.

La concepción es una cita para tres. El óvulo y el espermatozoide corren a su encuentro, y al mismo tiempo desde otra dimensión acude el alma, sintiéndose atraída por la luz que desprende esa unión. En cuanto llega ella se produce una explosión de luz. Ahí es donde empieza su nuevo camino, ahí se produce el anclaje de la luz en la primera célula. El alma es la que da impulso a la vida, sin ella el embarazo no llegaría a término. Y a partir del  momento de la concepción un ser plenamente consciente comienza su andadura, grabando todo aquello que sucede a su alrededor.

Cuando el óvulo es fecundado se unen las dos realidades, la física y la espiritual, y ahí empieza la nueva encarnación.

Traemos una mochila pendiente de todo aquello que nos ha marcado y todavía no hemos podido resolver. Y nuestro paso por la vida fetal puede activar todo aquello que está latente. Escuchar a nuestros padres discutir, no ser un hijo deseado, un aborto, la muerte de un familiar… le afecta a mamá, pero también le afecta al nuevo ser. Puesto que cuando estamos en el vientre de mamá somos una única conciencia. Totalmente unidos, dependientes, sintientes y vulnerables.

Lo que siente mamá lo sentimos nosotros, lo que piensa mamá lo pensamos nosotros, y lo adquirimos como propio. Cargando más esa mochila que traemos y que ya es muy pesada. La conciencia del nuevo ser ya existe antes de la concepción.

Para un bebé estar nueve meses dentro de la barriga de mamá es toda una vida. Ocurren muchísimas cosas ahí dentro que se graban en el inconsciente, y que nos marcaran y condicionaran de por vida.

Aunque no nos acordemos de esa etapa de nuestra vida estuvimos ahí. Forma parte de nuestra historia, y el poder acceder a esa experiencia y poder sanar todo lo traumático acontecido es muy liberador para el alma. Gracias a la regresión podemos sanar los traumas de la vida fetal y de nuestro nacimiento. Reviviendo todos los momentos que nos han marcado inconscientemente, sanándolos, completando lo incompleto y cerrando lo que está abierto. Recuperando nuestra energía y nuestra libertad.

“Hagamos que cada nacimiento sea un renacimiento. Si así lo hacemos, estaremos escribiendo un nuevo génesis para la humanidad”

                          “La vida antes de nacer.” Dr. José Luis Cabouli

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